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Demócratas Precarios

Publicado: 2011-04-03

Publicado en Diario 16 3/4/2011 (Pintura: "Reyes" de Gabriel Alayza)

En el 2009 publiqué un libro (Demócratas Precarios, IEP) en el que concluía que en el Perú y en varios países de América Latina las elites de derecha y de izquierda eran estratégicas en su apoyo a la democracia. Cuando las élites de ambos lados del espectro político perciben que un gobierno puede avanzar sus intereses por medios autocráticos, lo apoyan con entusiasmo. En cambio, cuando sus intereses son amenazados por un gobierno abusivo, invocan la democracia para defenderse. “Demócratas” pues lo son cuando están asustados; “precarios” pues abandonan la democracia cuando les conviene.

Las causas de la inestabilidad democrática en la región son profundas (desigualdad, debilidad del Estado) como para sostener que la conducta de las élites es lo más importante. Propongo algo más modesto: la conducta de las élites frente a gobernantes que las favorecen es clave para limitar la concentración del poder. Por ejemplo, la tecnocracia colombiana limitó el poder de Uribe a pesar de sus coincidencias económicas, mientras que la tecnocracia peruana celebró a Fujimori.

El caso peruano calza bien en mi argumento. Con Fujimori la derecha fue autoritaria y la vieja izquierda valoró la democracia para defenderse. El ascenso electoral de Humala mostró a una derecha usando la democracia para criticarlo, y a un sector de la izquierda minimizando la importancia de las reglas democráticas. Las mismas reglas que invocaron para defenderse de Fujimori, claro. Como sabemos, a la derecha el susto apenas le duró unos meses.

Por lo visto en estos días, los demócratas precarios siguen vivos. Buena parte de la derecha, espantada por las propuestas económicas de Humala, se acordó de la democracia y la importancia de las instituciones. Patético escuchar a quienes no dieron importancia a los derechos humanos o al control de medios en los noventa hacerse cruces por Madre Mía y la libertad de expresión. Incluir sin más a Keiko Fujimori entre los “demócratas” es delirante.

Del mismo modo, con 25% de intención de voto, se observa una conducta arrogante de un sector de izquierda que acompaña a Humala. En vez de reconocer la alta fragmentación de preferencias que muestra la elección, asumen que el país demanda los cambios profundos que ellos desean. Muchas ganas de construir hegemonía.

Espero equivocarme, y que sea quien sea el que gane, las élites actúen como un límite al ejercicio abusivo del poder y no como segundones de líderes plebiscitarios. Porque en el resto del sistema político, sean instituciones o partidos políticos, confío todavía menos.


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Hijos de un Dios menor

Un blog de Eduardo Dargent