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Humala Presidente (II)

Publicado: 2011-08-27

Publicado en Diario 16 21-8-2011

La semana pasada discutía dos aspectos positivos del nuevo gobierno: un gabinete competente y plural, e intentar cumplir con las promesas de campaña. Hoy me centro en lo que me preocupa. Es negativo el alto número de ex militares en puestos clave, especialmente en Defensa e Interior. Sinesio López señala en su columna semanal que la derecha es hipócrita al criticar esta militarización, pues no se quejaban cuando García hacía lo mismo. Asimismo, considera injusto descalificar a estos funcionarios antes de que inicien sus funciones. De acuerdo con que un sector de la derecha es hipócrita, pero ello no quita que la tendencia sea preocupante.

Primero, porque era un mensaje democrático importante que civiles estén a cargo de sectores controlados tradicionalmente por oficiales activos y en retiro. Claro, hay civiles y civiles, pero la tendencia era positiva. De pronto, en unos años, sea intrascendente si el ministro es civil o un oficial en retiro, pero por el momento no lo es. Segundo, porque los militares o policías en retiro difícilmente harán reformas de fondo en la institución. Ambos sectores requieren cambiar reglas informales y comportamientos corruptos enraizados. Los oficiales en retiro, más allá de su honestidad o profesionalismo, han sido parte del sistema y es muy difícil para ellos romper con esa cultura institucional. Todos se conocen los pecados, además. Esta semana ya se han visto luchas de poder entre promociones y armas, con filtraciones interesadas a los medios.

Ello no implica un veto a los oficiales en retiro. Los procesos de reforma institucional, sin duda, necesitan de su conocimiento interno para saber dónde estarán las mayores resistencias. Pero son muchos nombramientos, y en puestos de gran influencia, como para no alarmarse.

Asimismo, preocupa el tono del presidente en su trato a los ministros, observado en un par de actividades. La impresión que deja es la de un trato vertical que recuerda el estilo de Álvaro Uribe o Hugo Chávez en sus presentaciones ante la población. Tal vez esa imagen sea popular, pero puede alejar a ministros competentes e independientes no acostumbrados a recibir órdenes en público. Ojalá no sea el estilo que se instale en palacio.

Finalmente, Antauro e Isaac Humala. Estoy de acuerdo con Santiago Pedraglio en que el Presidente no debe pisar el palito de quienes pretenden “Toledizarlo,” utilizando a su familia. Pero sí sería positivo que alguien, tal vez el Primer Ministro, sea enfático en señalar que el fanatismo de ambos personajes es repudiable y desubicado, totalmente ajeno al gobierno. Con el silencio no basta. Por ahora tendencias, veremos cómo se desarrollan en el mediano plazo.


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Hijos de un Dios menor

Un blog de Eduardo Dargent